Uno de los barrios icónicos de la Ciudad de Buenos Aires, por varios motivos que hacen directamente a nuestra identidad como el tango, los adoquines, las artesanías, el polo gastronómico, pero que tiene en los anticuarios, en lo genuino, y original de los objetos exhibidos la excusa perfecta para visitar esta geografía porteña única, paraíso para los compatriotas, como así también para el turismo que llegaba de todas partes del mundo…
Infelizmente esta actividad pujante y dinamizadora de la economía, cayó en picada debido a la pandemia, la cuarentena, el ASPO, DISPO, y hasta el momento no se ha podido recuperar. Las medidas, tanto desde el punto de vista interno como externo, brillan por su ausencia.
Esta realidad repercute de manera negativa en numerosas áreas vitales de San Telmo, Comuna 1, en la Ciudad, y por qué no en el país en su conjunto. Pronto se cumplirán, trescientos sesenta y cinco días de la presencia del Covid-19 en CABA, y en nuestro país, un año en que los turistas dejaron de visitarnos, con todo lo que ello significa.
Sin duda que uno de los sectores especialmente afectados son los dedicados a la exposición y venta de antigüedades.
Sobre esta difícil situación, Pablo Pedreira-tercera generación de la actividad en la zona-señaló: “Cada vez cierran más locales…Los que quedamos estamos renegociando los contratos de alquiler con los dueños, de manera de pagar menos, porque aquí son muy caros los alquileres…Ahora muchos están bajando y con eso, podemos manejarnos un poquito más…Lo que necesitamos es que vuelvan los turistas, esa sería nuestra salvación”…
Por su parte Norberto Medrano, Presidente de la Asociación de Anticuarios y Amigos de San Telmo, manifestó: “Tengo locales en el barrio, pero debido a que no hay turismo, tuve que cerrar uno y el otro, lo abro alternativamente”.
Conocedor de esta temática, comunicativo y empático, Medrano confirma que existen antigüedades para todos los bolsillos, y que se pueden adquirir en los locales, como en la tradicional Feria de Plaza Dorrego.
Con respecto al comportamiento de los turistas cuando llegaban a su comercio, Medrano, comentó: “Los más prácticos son los estadounidenses, les gusta algo y te lo pagan ahí…En cambio, los europeos, que conocen un poco más, se toman su tiempo”.
El panorama es crítico. Algunos emprendimientos sobreviven por las presentaciones en los remates on-line, en las redes sociales, o a través del intercambio con interesados desde los sitios web.
En Plaza Dorrego, su personalísima y atractiva Feria, este auténtico Mercado de Pulgas encantador, sofisticado, padece los embates de la falta de turismo. Con preocupación algunos de los encargados de los puestos característicos en medio de la profundidad de la crisis, directamente no les alcanza para abonar los gastos correspondientes al armado de los puestos, pero aún de esta manera, siguen abriendo igual.
Las autoridades tienen la palabra.
Por Visión Porteña
